Marrakech

27 y 28 de Junio de 2012

Marrakech. La gran ciudad imperial, puerta del sur.

Es una da las ciudades con mayor valor histórico y cultural de todo el país. Su posición geográfica al pie del Atlas, en el centro del Reino y a la Puerta del Sur, le favorece y es lo que la llevó a ser la capital más rica y del Imperio. Por esta misma razón es tan rica para el turismo, ya que desde ella salen muchas excursiones al resto del país. En mi criterio personal, Fez le supera infinitamente con su medina y su gente. Marrakech es una cuidad que olvidaré pronto, sin embargo a Fez volveré.




"Esta ciudad huele a muerte. El caos te atropella desde la avenida más amplia hasta el callejón más estrecho. La basura se acumula y se pudre en las calles. La gente es gris, violenta y miente... La gente miente, miente y cuando les descubres ríen a carcajadas. Nada parece sorprender por muy duro que parezca. Gente que vive y muere en la calle, proxenetismo, prostitución, alcoholismo, corrupción, ladrones, y abusones. La policía es débil e ignorada. ... Me siento un momento a observar, mientras  me refresco me quedo sin palabras. En menos de 15 minutos tienes motivos suficientes para espantarte y escribir una novela. No quieres salir huyendo, pero tampoco te sientes bien ahí..."

Hay un erizo tumbado desparramado en un alfombra, apenas puede respirar. A su lado tres pichones de halcones a los que el calor les está abrasando, sus lenguas asoman desesperadas y resecas. También un gato que tiembla y llora al lado de unas serpientes que alguien intenta avivar en vano. Y detrás de todos ellos un señor con su atuendo celebrando su colección de animales exóticos.



Una jaula extremadamente pequeña llena de monos vestidos como personas a los que pasean encadenados por la ciudad para llamar la atención del turista. Por menos de un euro tienes una foto con el inocente animal preso. Piénsatelo bien antes de hacerte la foto, malviven en cautiverio porque alguien se enriquece con ellos.


El "encantandor de serpientes" por más que toca y toca su flauta, no consigue que sus cobras levanten las cabezas. Parecen muertas, pero no lo están, aún agonizan en medio del bullicio, el calor, el humo y la multitud a su alrededor. El de la flauta me echa de ahí y me maldice porque me niego a darle dinero.

Esta ciudad me da pena. Y me siento culpable...

"Hay un Ferrari aparcado en la plaza. A su lado una pareja europea y muy bien vestida le contempla impresionados. Le hacen fotos y fotos al coche deportivo... Nadie más se detiene a mirar, sólo ellos llevan un buen rato embelesados..."