Una pausa.

Domingo, 1 de Julio de 2012
Una pausa.  Madrid.




Después de casi 4.000 Km por el Reino de Marruecos, hacemos una pausa y nos acercamos a Madrid para reorganizar y preparar todo lo necesarios para el segundo capítulo de esta aventura. Y aún nos queda mucho por recorrer, este país es infinito… Ya tenemos las localizaciones y los contactos para la segunda parte del proyecto. Mi intención es realizar varias pinturas de gran formato in-situ y para ellos debemos pedir algunos permisos y el apoyo de la gente.




Ahora mismo el mapa ya no da a basto de marcas y trazos que hemos hecho encima. El cuaderno está a tope y las ideas se me desbordan de la cabeza a borbotones. Cierro los ojos y aún me repite en la retina los paisajes de rocas que se difuminan en las dunas de arena del gran Sáhara y los grandes vacíos al pie de las carreteras del Atlas. He conseguido hacer algunas pinturas. La mejor sensación, pintar con la tierra propia del lugar y con especias... Hacía años que no usaba colores tan vivos.







No imaginaba que fuera tan intenso, sólo tenía claro los objetivos del proyecto. Pero a medida que avanzas te das cuenta que necesitas más tiempo que el que previamente había calculado. A medida que te adentras en el país descubres la gran diversidad y riqueza de esta cultura. Es un país extraordinario y lleno de contrastes, rodeado por tres grandes mares: al norte con el Mar Alborán, al oeste con el océano Atlántico, y al sur-este con el inmenso Sáhara, un mar de olas de arena. Vivirlo es saludable para el alma. Desde casi los 4.000 msnm al píe del Toubkal hasta las mismas costas que bañan el este del Reino.



"En Taouz, cerca de Argelia, llegamos a superar los 50ºC. Mi sensación fue la misma que cuando ví la nieve por primera vez. De niño veía en las noticias las altas temperaturas que en ocasiones hacían en el Sáhara, sin embargo, no podía imaginar la sensación de sentir el aire caliente abrasando tu cara... Con la nieve me pasaba lo mismo."





"Ya hemos embarcado. Se nos ha hecho tarde en el puerto. Sólo han sido unos días, juraría que llevo meses aquí... Esto se mueve. Me siento extraño volviendo a Madrid."

Marrakech

27 y 28 de Junio de 2012

Marrakech. La gran ciudad imperial, puerta del sur.

Es una da las ciudades con mayor valor histórico y cultural de todo el país. Su posición geográfica al pie del Atlas, en el centro del Reino y a la Puerta del Sur, le favorece y es lo que la llevó a ser la capital más rica y del Imperio. Por esta misma razón es tan rica para el turismo, ya que desde ella salen muchas excursiones al resto del país. En mi criterio personal, Fez le supera infinitamente con su medina y su gente. Marrakech es una cuidad que olvidaré pronto, sin embargo a Fez volveré.




"Esta ciudad huele a muerte. El caos te atropella desde la avenida más amplia hasta el callejón más estrecho. La basura se acumula y se pudre en las calles. La gente es gris, violenta y miente... La gente miente, miente y cuando les descubres ríen a carcajadas. Nada parece sorprender por muy duro que parezca. Gente que vive y muere en la calle, proxenetismo, prostitución, alcoholismo, corrupción, ladrones, y abusones. La policía es débil e ignorada. ... Me siento un momento a observar, mientras  me refresco me quedo sin palabras. En menos de 15 minutos tienes motivos suficientes para espantarte y escribir una novela. No quieres salir huyendo, pero tampoco te sientes bien ahí..."

Hay un erizo tumbado desparramado en un alfombra, apenas puede respirar. A su lado tres pichones de halcones a los que el calor les está abrasando, sus lenguas asoman desesperadas y resecas. También un gato que tiembla y llora al lado de unas serpientes que alguien intenta avivar en vano. Y detrás de todos ellos un señor con su atuendo celebrando su colección de animales exóticos.



Una jaula extremadamente pequeña llena de monos vestidos como personas a los que pasean encadenados por la ciudad para llamar la atención del turista. Por menos de un euro tienes una foto con el inocente animal preso. Piénsatelo bien antes de hacerte la foto, malviven en cautiverio porque alguien se enriquece con ellos.


El "encantandor de serpientes" por más que toca y toca su flauta, no consigue que sus cobras levanten las cabezas. Parecen muertas, pero no lo están, aún agonizan en medio del bullicio, el calor, el humo y la multitud a su alrededor. El de la flauta me echa de ahí y me maldice porque me niego a darle dinero.

Esta ciudad me da pena. Y me siento culpable...

"Hay un Ferrari aparcado en la plaza. A su lado una pareja europea y muy bien vestida le contempla impresionados. Le hacen fotos y fotos al coche deportivo... Nadie más se detiene a mirar, sólo ellos llevan un buen rato embelesados..."

Región de Tafraoute. Anti-Atlas

Martes, 26 de Junio de 2012
Región de Tafraoute. Anti Atlas.





Queda poco tiempo para acabar este primer viaje. En mi cuaderno tengo señalado con detalles las localizaciones a las que volveré pronto para realizar grandes piezas. Siento que llevo meses recorriendo el país. Siento que llevo meses cruzando fronteras dentro de este mismo reinado. La cultura es tan diversa que mientras más me adentro más me parece infinito.






Hoy me he despertado con un calor terrible. El sudor me pegaba la espalda a las improvisadas sábanas. Contaba con que las temperaturas bajasen más a la noche, pero esta ola de calor me lleva la contraria. Son las 7:30 de la mañana, y en la calle ya marcan los 30ºC... pero hay mucho más dentro de este cuartucho.





En Tafraoute los pueblos crecen desde las rocas, parecen esculpidos de la propia piedra. Esta región es una revelación  del pasado, cientos de kilómetros de montañas nos narran millones de años de historia... Y yo a sus pies, solo...

Debo volver a este lugar, perderme en sus montañas. Los pueblos a penas se ven desde la carretera. Hay que adentrarse por pistas y caminos agrestes para llegar hasta ellos. En muchos de estos lugares te da la sensación de estar violando la paz de su gente. Me siento extraño entre ellos. Soy un extraño entre ellos. 



De Agdz hacia Tafraoute

25 de junio de 2012

De Agdz a Tafraoute (Anti Atlas)



Salimos de Agdz bien pronto a la mañana con destino Tafraoute. Hacía 28ºC a las 6:00am. El tiempo estaba más tranquilo, pero el polvo y la arena seguían suspendidos en el aire. Abandonábamos el desierto para adentrarnos en el Anti Atlas. No más dunas ni más arena. Sin embargo, el calor seguía siendo extremo, hoy llegamos a los 51ºC. Rodábamos por pistas que atraviesan un paisaje volcánico y nos hace ruta por pueblos mineros. A la derecha dejábamos las montañas de J. Siroua, a la izquierda un mar de piedras como llovidas desde el cielo. Un horizonte de verde azufre que se difumina con el polvo suspendido en el aire nos abre camino. Un paisaje de ficción perfecto para ser pintado, imperfecto para ser comprendido.




A medida que avanzaba el paisaje se transformaba en montañas de rocas rojizas, otra vez oxidadas. Otra vez rojo. Ahora puedo darle color a este país. La gama de los sienas rojizos me han estado persiguiendo desde que comencé la aventura en este Reino. Atravesé decenas de ríos y lagos secos que dejaban herido el paisaje como si fueran cráteres recién hechos; pero que en invierno volverían a convertirse en pequeños Oasis. La tierra fosilizada, rajada y quebrantada  narra el paso de millones de años como las arrugas en la piel de un anciano. Las montañas parecen murales confeccionados minuciosamente. Era el tiempo quien realmente había obrado tal maravilla. Millones de años narrados por un mar de montañas rocosas que parecen no envejecer.





Nos acercábamos a Tafroute, una de las localizaciones a las que debo volver por más de una semana para realizar varias pinturas. Una región encantada por aldeas negras que parecen fantasma, pero no lo son. Cientos de casas en ruinas que parecen abandonadas surgen como esculpidas de las monumentales rocas. Y en ellas vive gente.. Son sitios tan integrados al escenario de la naturaleza que acercarme provoca un alto contraste, un ruido visual, una intoxicación social.  Siento que estoy de más en estos terrenos en los que a penas hay 10 familias viviendo. Y entonces calladamente observo y poco a poco me alejo... 

Monumentales rocas de un tamaño inimaginable quedan suspendidas en la incertidumbre de si caer o no caer. Y a su sombra los poblados minimizados ante el grandísimo capricho de la naturaleza. Este escenario se repite por toda la región de Tafraoute.



Agdz

Domingo, 24 de Junio de 2012.



Hoy hemos decidido quedarnos y trabajar un poco más en Agdz. Estamos en casa de una familia bereber y nos ha dejado la terraza para instalar el estudio. He hecho piezas de pequeños formatos. Camellos, dunas y ruinas de viejas kasbahs son el principal motivo de hoy.


El tiempo parecía que mejoraría, pero a media tarde otra tormenta apagó el paisaje. Ahora el cielo vuelve a estar dorado casi rojo. La arena se suspende en el aire como si fuera una espesa niebla.


Quiero seguir pintando...

Merzouga - Agdz

Sábado, 23 de Junio de 2012
Merzouga - Touz - Alnif - Agdz

La maldición de la arena por todas partes.


Por una parte me arrepiento de haber tomado esta dirección. El turismo ha convertido este paraíso terrenal en un infierno de crema solar y baños de arena. Ahora estamo en Erg Chebbi, contábamos con encontrar algún albergue, hotelillo o casa beréber en la que pasar la noche, pero esto es un mar de hoteles y riads. En menos de 20 km cuadrados hay más de 200 establecimientos de hospedaje turístico. Quiero salir de aquí, YA!!! Sin embargo el mal tiempo no nos deja avanzar. Una tremenda tormenta de arena nos ha hecho una emboscada en Taouz, a muy pocos kilómetros de Argelia. Estamos prácticamente perdidos. El calor aumenta por segundos y el coche solo atraviesa arena y pistas de gravas en medio de la nada. No podemos ver el camino, ni las rodadas de otros coches. El reloj de la temperatura está rozando el límite y tenemos que parar… Apago el motor. Silencio. Se escucha hervir desde dentro el agua del radiador mientras que la arena se escurre por todo el coche. Hay 47ºC fuera.



Queríamos seguir todo un río seco hasta llegar cerca de Zagora. Pero con este tiempo es imposible. Siguiendo el GPS regresamos sobre nuestros pasos hasta Taouz donde volvemos a encontrar el asfalto. La carretera se difumina con la arena. Hay ráfagas de viento muy fuertes. No podemos ir muy deprisa.

Hoy hemos perdido mucho tiempo por la tormenta. El calor del desierto es realmente abrazador. Notas la arena arder bajo tí, mientras que el sol cocina tu espalda. El cielo está rojo, rojo, rojo, rojo… el paisaje apenas se distingue. Es como un banco de niebla iluminado por focos dorados y tostados. Son las 15:00 horas y el sol se puede ver más fácil que la luna. Ahora llueve. La lluvia es dorada como la arena. Como si lloviese lodo.



Hemos conseguido llegar a Agdz después de muchas horas de mala carretera. Ahora estamos en casa de una familia beréber. Estaremos aquí varios días, al menos hasta que pase la tormenta. Es un buen sitio para pintar.



Tinerghir - Merzouga


Viernes, 22 de Junio de 2012

De Tinerghir a Merzouga.


Hemos salido a media mañana, casi a medio día. He tenido que desmontar las obras de los bastidores y recoger para meterlo todo al coche. Seguimos ruta dirección Sureste, para adentrarnos al Sáhara.


A medida que avanzamos la tierra se hace roca, la roca se hace polvo, el polvo se hace arena… El calor aumenta un grado celsius por cada diez kilómetros que avanzamos.  Salimos con 32ºC; hoy ya alcanzamos los 47. De camino nos encontramos el cadáver de un burro en medio de la carretera, parece que fué atropellado. La carne estaba asándose al sol,  a penas olía a necrosis. Estuve un rato observándolo, y en mi cabeza deliraban colores y texturas... Ahora tengo un nuevo motivo para pintar.



"Los ríos son auténticas obras de arte creadas al antojo de este Universo, amo nuestro. Dios es solo uno más ante tanta belleza… El desierto nos recuerda lo frágiles que somos…. y yo ya no sé dónde estoy… Juraría que me he perdido en otro planeta. Las rocas son un espejismo de millones de años, es un pasado perenne, condenado para recordarnos que seguimos siendo polvo, una milésima de la millonésima parte de este confuso universo de tiempo… Hoy no sé muy bien lo que escribo… Tal vez sea el calor… Sólo sé que no es alcohol, hace más de 10 días que no pruebo ni una gota."


Tinerghir

Jueves, 21 de Junio de 2012

He encontrado un lugar donde instalarme y poder hacer algunas piezas. Estoy desbordado de ideas. Tengo ganas de trabajar. Una vez que empiece a pintar no podré seguir con el viaje hasta que acabe. 


Andando por la vieja Kasbah del antiguo barrio judío de Tinerghir una mujer con una niña me pregunta qué veo de hermoso en estos lugares para venir hasta aquí. Me quedé sin palabras, no sabía qué decir. Lo que enriquece el paisaje de estos lugares son precisamente sus ruinas. ¿Cómo explicar tal cosa? Me avergüenzo ante la mujer y no dije nada. En mi mente pensaba miles de posibles respuestas, respuestas concretas y reales, respuestas que explican claramente mi estancia ahí... pero no fuí capaz a de decir una sola palabra. Me senté a su lado y seguí escuchándola. Hubo un instante en el que su hijo abrió la puerta de la casa y no pude evitar mirar... ¡Qué gran corazón el de la señora!





He ocupado una parte de la antigua Kasbah donde dormíamos. Me instalé enseguida y empecé inmediatamente a trabajar. Hace calor.



Hoy me levanté a las 6:00 con intención de pintar. Cuando me dirigía hacia el taller improvisado me encontré con toda la familia de la casa durmiendo al raso frente a la terraza que daba a mi estudio. No pude pasar, no quise despertarlos. Ahora espero sentado mientras hago bocetos y apuntes en mi cuaderno. Debo acabar esa pieza de gran formato para poder seguir camino (...) Ya oigo ruidos, supongo que se están despertando. Voy a ver... Si no escribo más es porque ya estaré pintando.



Khenifra - Imilchil - Tinerghir

Miércoles, 20 de Junio de 2012.

Khenifra - Imilchil - Tinerghir.
La ciudad amanece menos caótica, más calmada, pero a las noches todo se enciende y vuelve a reinar el caos. 

Hoy me encontré con el Marruecos que deseaba ver... Ese que tanto se parece a mis pinturas.

La jornada de hoy ha sido larga, pero tal vez la que más fruto dé a mis próximas pinturas. Decir que ha sido bello sería injusto, negarlo sería mentir. Pero no soy capaz de describir la belleza cuando es la miseria la que precisamente otorga el encanto a estos paisajes. Hoy todo ha sido ROJO ROJO ROJO.



Salimos de Khenifra temprano en la mañana tomando una carretera hacia El Kebab. En toda esta zona del Altlas Medio la tierra es roja, muy oxidada. El alto contenido de hierro en las rocas ha teñido el paisaje como por arte de magia. Las construcciones, los coches, las casas, la ropa, los animales…. todo está rojo, rojo sanguina, hierro oxidado. El viento tiñe con el polvo todo lo que alcanza. Las casas parecen que están moldeadas desde el barro, como terracota. Pero no es así. En esta zona aún se emplean los bloques de hormigón y cemento y algún adobe más resistente que el que veríamos después. Sin embargo, el color rojo difumina las paredes de las muy humildes casas con la tierra. Las ovejas también llevaban el pelaje enrojecido.

A medida que nos vamos adentrando el paisaje se hace más espectacular, pero la miseria es mayor. Sin embargo, la riqueza humana de esta zona supera enormemente a la de las grandes ciudades imperiales. La humildad de la gente ensancha el alma y el corazón.

Dirección a Imilchil, el pueblo más alto de nuestro recorrido, atravesamos un Marruecos que era el que deseaba ver desde que empezamos la aventura. Desde Azrou y a medida que vas dirigiéndote al sur,  te vas adentrando en la etnia bereber. El té ya no es de menta fresca, ni se sirve y bebe de igual modo. El idioma y la vestimenta cambian, también la gentileza y el modo de tratar a la mujer.



El alto Atlas es historia, humanidad y supervivencia. Una de las mejores expresiones vivas  del Neolítico. Cada roca, montaña, curso de río… lleva grabada la huella de millones de años y se crece solemne, magnífica e inmortal ante el hombre. Hemos recorrido desde Khenifra hasta Tinerghir, cerca de 200 km por pistas y muy pequeñas carreteras en las que resulta difícil vencer la inclinación ascendente hacia el Alto Atlas. Curvas muy cerradas entre montañas desérticas que se cierran y sorprendentemente se abren en un vacío inmenso que queda a tus pies. A más de 3.000 metro de altitud solo reina el silencio, la calma. Necesito palabras para describirlo, palabras que no conozco, que no sé decir… Tal vez en bereber.

Seguimos hacia Tinerghir buscando el Todra, adentrándonos por una ruta llena de antiquísimas kasbas que mal sobreviven el paso del tiempo. Contínuamente son reconstruidas y reconstruidas una vez más. El adobe arcilloso de arena, paja y excrementos no resiste y va dejando cientos de kilómetros de casas en ruinas. Sentía que caminaba entre mis dibujos. Sentía que era una gran puesta en escena sacada de mis pinturas, pero lamentablemente no era así. Era una realidad. Una dura realidad.

¡Hoy me desbordo de ideas! Tengo ganas de pintar.

Imilchil es una aldea de tránsito en el Alto Atlas por donde pasan los mercaderes para dirigirse a Meknes y Féz. Es una aldea camuflada entre el blanco de las rocas y albergues para los transeúntes como nosotros. Continuamos camino buscando las Gargantas del Todra, pero antes nos toca pasar por una docena de aldeas bereberes con sus respectivas Kasbahs. Pequeños Oasis que dan vida en medio de lo que ya es desierto. 

Mientras descendíamos del Atlas, cambiaba otra vez el paisaje. Rojo, rojo y más rojo… 80 Km por dentro de dos inmensas paredes de rocas y que son atravesadas por una larga galería por la que desciende el río desde el Alto Atlas y que venimos siguiendo desde Imilchil. Estábamos cruzando la Garanta del Todra. Como los muros de un templo se elevan de cada lado de la carretera estrechándose cada vez más. Es preciso torcer bien atrás el cuello para alcanzar ver la cima. Finalmente, cuando parece que te diriges a un camino sin salida, atraviesas una gran gruta y parece que anochece antes de salir al gran Oasis del Todra y Tinerghir. ¡'Cuántos contrastes en los caprichos de esta naturaleza!

Ahora descansamos en Tinerghir. Ya estamos en zona desértica, aunque aún nos queda una jornada para adentrarnos al Sáhara. Los poblados crecen alrededor de los oasis.

Tengo mucho que pintar. 

FEZ - KHENIFRA.

Martes, 19 de Junio de 2012

Fez - Volubilis - Meknes - Ifrane - Azrou - Khenifra.






Hoy salimos muy pronto a la mañana de Fez. La intención era avanzar lo más que pudiésemos para acercarnos pronto al sur. Pero no podíamos dejar de visitar algunos sitios de camino, además de las paradas necesarias para trabajar en el proyecto y para el avituallamiento. Salimos hacia Mulay Idris, ciudad santa de Marruecos, donde se encuentra Volubilis, una antigua ciudad romana situada a 4 km a las afueras. al pié del monte Zerhun. Se considera el yacimiento romano mejor conservado de todo el norte de África. Consideré de suma importancia esta visita por su relación con mis anteriores etapas pictóricas, más conocidas en Cuba y EEUU. Llegamos bien pronto a la mañana, aún no había gente, estaba fresco y tranquilo el ambiente, ideal para tomar esos apuntes que tanto deseaba.





Seguidamente salimos dirección sur, atravesando Meknes. Esta otra ciudad imperial es más grande que Fez, pero a su vez muy parecida. Por lo que decidimos seguir y no pasar mucho tiempo en ella, teniendo en cuenta que nos quedaban 200 km de camino. Abandonamos enseguida la autopista para tomar las secundarias dirección Ifrane. Entrábamos en el Atlas Medio a través de pistas que atravesaban uno de los mayores bosques de cedros del territorio. Camino a Azrou, donde pararíamos para avituallamiento, nos encontramos con los monos típicos de la zona y que andaban en manada a pie de carretera, seguramente tras algún rastro de comida que alguien habría dejado. De Azrou seguimos hacia Khenifra, pero sólo por otra pista que nos llevaba a media docena de pueblos pequeños escondidos dentro de las montañas. Es muy curioso el paisaje en esta zona. Olvidas por completo que estás en Marruecos, mucho más, que estás tan cerca del gran desierto del Sáhara. Todo te transporta a los Alpes.





A mitad de camino nos vimos sobre una tierra muy particular, fina y muy desgranada. Era muy roja, como las sanguinas que uso para mis dibujos habituales. No pude resistirme, paré el coche, me bajé sin pensar y enterré mis pies en la fina grava. Estaba ardiendo de calor, como el depósito de agua que llevamos encima del coche. Sin pensarlo dos veces improvisé una zona de trabajo y con solo resinas y la propia tierra empecé a pintar. Las brochas me sobraban, también los carboncillos y lápices. La propia piedra dibujaba sola lo que mis manos deseaban... Me sentí otra vez feliz. Estaba en casa.




Después de un par de horas, recogí todo el campamento improvisado y salimos hacia Khenifra. Pero tenía todo el cuerpo rojo como el hierro por los pigmentos de la tierra. Necesitaba un baño. Afortunadamente teníamos cerca unas cascadas que servían agua por canales a toda la zona. Entonces paramos en el pueblo siguiente y a pie de carretera intenté lavar mis manos y los pies... Pero fue imposible, han pasado ya cinco horas, me he duchado dos veces y aún mis manos parecen que están sangrando.

Ahora ya descansamos en Khenifra. Una ciudad que es un auténtico caos. Estoy en una habitación que da a una callejuela y acaba de morir alguien. Una mujer se revuelca de dolor y a gritos en la calle. Otras dos mujeres intentan calmarla. La callejuela se tapona de multitud... Los gritos no cesan y el llanto se mete por la ventana. Han llamado a una ambulancia.

Fèz.

Lunes, 18 de Junio de 2012




Aún seguimos en Fez.  Me he percatado que necesito más tiempo en algunas ciudades para poder desarrollar el proyecto, es probable que se desajuste la ruta que tenemos. Pintar en directo se hace un poco difícil por la gran multitud de gente, sin embargo los apuntes rápidos, y los dibujos en cuaderno marchan bien. Esperaré a estar en lugares más apropiados para hacer las piezas de formatos grandes.





Hoy he visto unas cabezas de cabras cortadas que me tienen loco, no se me van de la cabeza, además de una caja de madera llena de patas mutiladas de algún animal que no consigo identificar;  no puedo imaginar el hecho de que nunca las pinte.... Parecían preparadas para la escenografía de alguna obra de Shakespeare. Puede resultar un poco raro esta apreciación, pero a pesar de lo dramático de la imagen, es lo más relacionado con mi trabajo que hasta el momento haya visto. La visita de La Medina de Fez ha sido una fábula de inspiraciones.





Esta ciudad es muy activa, bulliciosa y de mucho movimiento en todos los sentidos. Tráfico de coches, carros, gente, burros y mulas cargados a más no poder… Siempre está llena de mercaderes que vienen desde distintos territorios para el comercio de sus productos.




Hoy nos acercamos a las Tumbas de Merinides, un cementerio que dota de más de 2000 años. Mientras tomaba algunos apuntes me rodearon una docena de cabras y a la vez comenzaba una ceremonia fúnebre. En la cultura musulmana los cementerios y el concepto de la muerte se diferencia al del mundo católico. 


Luego nos adentramos en La Mèdina. Preferimos ir sin guía para aventurarnos en sus callejuelas... Es, literalmente, un laberinto de estrechas calles que de repente se sumergen en la fresca sombra o se desbordan de luz. Los contrastes son muy ruidosos. Cerca de 15 km de callejuelas infinitas de ideas e imágenes que rebotarán en tu memoria eternamente. Los olores son los que más inspira. Hay tantos aromas como colores. En las zonas de los carpinteros el olor a cedro y otras tantas maderas te perfuman y es muy agradable (recuerdo este instante como el más intenso). A éstos les agregamos los mil y un olores de especias, tejidos, frutas, verduras, carnicerías, teterías y, por último, los de los curtidores de pieles, el olor más famoso de Fez.









 … el cuaderno se me acabrá enseguida, menos mal que he traído varios y así podré empalmar algunas hojas. Llevamos solo 4 días de ruta y ya voy por medio cuaderno.... Eso es bueno. Agregaré hojas y anexaré otro si es necesario. Hoy he comprado especias para dibujar con ellas, quiero que los dibujos huelan a Fez.